Disciplina en el hogar: ¿cómo establecer reglas claras y precisas?
Es importante establecer reglas claras y precisas en el hogar, puesto que así los padres estructuran y organizan a la familia, de manera tal que todos los que la integran sean felices y se desarrollen sanamente.
Las reglas y límites correctamente aplicados produce sucesivamente un efecto positivo en nuestros hijos desde la autonomía, puesto que comienzan a valerse por sí mismos; la libertad, puesto que se les puede dar mayor libertad si se comportan adecuadamente; la autodisciplina, puesto que pueden desarrollar actividades sin necesidad de presiones externas, esto es fabuloso, es un regalo para toda la vida; el autocontrol, que les permite medirse, y no caer en excesos; y el rigor interno, puesto que permite levantarse y seguir adelante.
Las áreas en las que pueden existir normas y límites son:
Espacios físicos de la casa: es decir, que existan espacios para cada uno y espacios en común.
Rutinas y horarios: la estabilidad en las rutinas y horarios brinda seguridad a los niños y permite organizar mejor las actividades diarias.
Deberes y derechos de cada miembro de la familia: considerando siempre la edad de los niños y adolescentes.
La importancia de poner normas en casa
Poner límites claros y razonables es una de las tareas para que los niños aprendan a convivir con los demás.
Algunos consejos prácticos a la hora de poner límites a los hijos son los siguientes:
- Mostrar objetividad. Es frecuente oír: “pórtate bien” o “sé bueno”. Dichas expresiones pueden resultar imprecisas. Los niños lo entenderán mejor si se ponen las normas de una forma más concreta (“Habla bajito en la biblioteca ”o “dame la mano para cruzar la calle”).
- Ofrecer opciones. Dar a los niños la oportunidad limitada de decidir cómo cumplir las “órdenes”. Así sienten una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias (“Es la hora de vestirse, ¿quieres elegir un traje, o lo hago yo?”).
- Ser firmes. Ejecutar con voz segura, sin gritos, y con mirada seria en la cara lo que se quiere hacer cumplir (“Vete a tu habitación ahora” o “¡Para!, los juguetes no son para tirar”).
- Acentuar lo positivo. Expresiones como el “No” o “Para” dicen lo que es inaceptable, pero no explican qué comportamiento se debería tener. Es más oportuno decir a un niño lo que debe hacer (“Habla bajo”) antes de lo que no debe hacer (“No grites”).
- Mantenerse al margen. Cuando se dice “quiero que te vayas a la cama ahora mismo”, se está creando una lucha de poder personal con los niños. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma impersonal (“Son las 8, hora de acostarse” y se le enseña el reloj).
- Explicar el porqué. Evitar dar una larga explicación que les distraiga, es decir, manifestar la razón en pocas palabras (“No muerdas a las personas. Eso les hará daño” o “si tiras los juguetes de otros niños, ellos se sentirán tristes porque les gustaría jugar con ellos”).
- Sugerir una alternativa. Así aprenden que sus sentimientos y deseos son aceptables (“No sé si te gustaría mi pintalabios, pero eso es para los labios y no para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel a cambio” o “No te puedo dar un dulce antes de la cena, pero te puedo dar un helado de chocolate después”.
- Ser consistente. Las rutinas y reglas de la familia deben ser consistentes días tras día (hora de comer, acostarse, etc.), aunque se esté cansado o indispuesto.
- Desaprobar la conducta, no al niño. Dejar claro a los niños que la desaprobación está relacionada con su comportamiento y no directamente con ellos. En vez de decir “Eres malo” (desaprobación del niño), se puede decir “No muerdas” (desaprobación de la conducta).
- Controlar las emociones. Cuando se está muy enfadado, se castiga a veces injustamente o desproporcionadamente y se puede sin querer ser más abusivos verbalmente y/o físicamente.
En la familia, el niño debe aprender hábitos sanos de convivencia con los demás y la autodisciplina necesaria para lograr lo que se propongan. Los padres de común acuerdo deben delimitar cuáles reglas y rutinas se establecerán en la familia. Todo esto considerando su estilo personal y las necesidades de los hijos.
¿Cómo desarrollar hábitos sanos?
- Establezca rutinas sanas, estables, claras y hágalas cumplir.
- Hábitos de alimentación: que coma a sus horas y ojalá nada entre comidas, especialmente si tiene problemas de sobrepeso.
- Hábitos de sueño: los niños en edad preescolar necesitan dormir entre 12 y 14 horas diarias, si no, están irritables durante la vigilia. A los 2 o 3 años se fijan sus hábitos de sueño, si se acostumbran a dormir siempre con los papás será difícil modificar el hábito.
- Hábitos de TV y objetos electrónicos: es en esencia una actividad pasiva que disminuye los niveles de atención y concentración, lo que podría generar en el tiempo falta de creatividad. Se recomienda tiempo moderado de 1 hora al día, supervisando y en lo posible acompañando a los niños en esta actividad.
- Hábitos de orden: enseñar gradualmente a ordenar sus pertenencias. Por ejemplo, a ordenar sus juguetes.
- Hábitos de disciplina y responsabilidad: especialmente en la edad escolar, vestirse solo, bañarse solo, etc. dan autonomía y organización para el trabajo. Desarrolla además sus potencialidades.