Disciplina en el hogar: ¿Cómo establecer reglas claras y precisas?
Es importante poder establecer reglas claras y precisas en el hogar, puesto que así los padres estructuran y organizan a la familia, de manera tal que todos los que la integran, sean felices y se desarrollen sanamente.
Las reglas y limites correctamente aplicados produce sucesivamente un efecto positivo en nuestros hijos desde: la Autonomía, puesto que comienzan a valerse por sí mismos; la Libertad, puesto que se les puede dar mayor libertad si se comportan adecuadamente; la Auto-disciplina, puesto que pueden desarrollar actividades sin necesidad de presiones externas, esto es fabuloso, es un regalo para toda la vida; el Auto-control, que les permite medirse, y no caer en excesos; y el Rigor interno, puesto que permite levantarse y seguir adelante.
Las áreas en las que pueden existir normas y limites son:
– Espacios físicos de la casa: es decir, que existan espacios para cada uno y espacios en común.
– Rutinas y horarios: la estabilidad en las rutinas y horarios brindan seguridad a los niños y permite organizar mejor las actividades diarias.
– Deberes y derechos de cada miembro de la familia: considerando siempre la edad de los niños y o adolescentes.
La importancia de poner normas en casa
Poner límites claros y razonables es una de las tareas para que los niños/as aprendan a convivir con los demás.
Algunos consejos prácticos a la hora de poner límites a los hijos/as son los siguientes:
1. Mostrar objetividad. Es frecuente oír: “pórtate bien” o “sé bueno”. Dichas expresiones pueden resultar imprecisas. Los niños/as lo entenderán mejor si se ponen las normas de una forma más concreta (“habla bajito en la biblioteca ” o “dame la mano para cruzar la calle”).
2. Ofrecer opciones. Dar a los niños/as la oportunidad limitada de decidir cómo cumplir las “órdenes”. Así sienten una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias (“es la hora de vestirse, ¿quieres elegir un traje, o lo hago yo?”).
3. Ser firmes. Ejecutar con voz segura, sin gritos, y con mirada seria en la cara lo que se quiere hacer cumplir (“vete a tu habitación ahora” o “¡para!, los juguetes no son para tirar”).
4. Acentuar lo positivo. Expresiones como el “no” o “para!” dicen lo que es inaceptable pero no explican qué comportamiento se debería tener. Es más oportuno decir a un/una niño/a lo que debe hacer (“habla bajo”) antes de lo que no debe hacer (“no grites”).
5. Mantenerse al margen. Cuándo se dice “quiero que te vayas a la cama ahora mismo”, se está creando una lucha de poder personal con los/las niños/as. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma impersonal (“son las 8, hora de acostarse” y se le enseña el reloj).
6. Explicar el porqué. Evitar dar una larga explicación que les distraiga, es decir, manifestar la razón en pocas palabras (“no muerdas a las personas. Eso les hará daño” o “si tiras los juguetes de otros niños, ellos se sentirán tristes porque les gustaría jugar con ellos”).
7. Sugerir una alternativa. Así aprenden que sus sentimientos y deseos son aceptables (“no sé si te gustaría mi pintalabios, pero eso es para los labios y no para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel a cambio” o “no te puedo dar un dulce antes de la cena, pero te puedo dar un helado de chocolate después”.
8. Ser consistente. Las rutinas y reglas de la familia deben ser consistentes días tras día (hora de comer, acostarse, etc.), aunque se esté cansado o indispuesto.
9. Desaprobar la conducta, no al niño/a. Dejar claro a los niños/as que la desaprobación está relacionada con su comportamiento y no directamente con ellos/as. En vez de decir “eres malo” (desaprobación del niño/a), se puede decir “no muerdas” (desaprobación de la conducta).
10. Controlar las emociones. Cuando se está muy enfadado, se castiga más seriamente y se puede sin quererlo ser más abusivos verbalmente y/o físicamente.
En la familia el niño debe aprender hábitos sanos de convivencia con los demás, y la autodisciplina necesaria para lograr lo que se propongan. Los padres de común acuerdo deben delimitar cuales reglas y rutinas se establecerán en la familia. Todo esto considerando su estilo personal y las necesidades de los hijos.
¿Cómo desarrollar hábitos sanos?
Establezca rutinas sanas, estables, claras y hágalas cumplir:
Hábitos de alimentación: que coma a sus horas y ojalá nada entre comidas, especialmente si tiene problemas de sobrepeso.
Hábitos de sueño: los niños en edad preescolar necesitan dormir entre 12 y 14 horas diarias sino están irritables durante la vigilia. A los 2 o 3 años se fijan
sus hábitos de sueño, si se acostumbran a dormirse siempre con los papás será difícil modificar el hábito.
Hábitos de TV: Es en esencia una actividad pasiva, que disminuye los niveles de atención y concentración, lo que podría generar en el tiempo falta de creatividad. Se recomienda tiempo moderado 1 hora al día, supervisando y en lo posible acompañando a los niños/as en esta actividad.
Hábitos de orden: enseñar gradualmente a ordenar sus pertenencias. Por ejemplo a ordenar sus juguetes.
Hábitos de disciplina y responsabilidad: especialmente en la edad escolar, vestirse solo, bañarse solo, etc. Le dan autonomía y organización para el trabajo. Desarrolla además sus potencialidades.