banner_DSV_1440x240

La importancia de la actividad física

Lo que Juanito no aprendió, Juan no lo aprenderá

Colaboración del profesor de Educación Física Carlos Morilla


A menudo los padres se ven impulsados a orientar a nuestros hijos en el área motriz ya que sospechan que ésta tendrá consecuencias favorables en su desarrollo futuro. Este pensamiento no es errado ya que los efectos positivos que generan acciones en ese ámbito, especialmente en los primeros años de vida, son cada vez más reconocidos por los especialistas.


El movimiento es el mundo del niño y no sólo lo necesitan en abundancia y variedad para lograr su desarrollo armónico, sino que mientras más pequeños son, más los beneficiará como herramienta de crecimiento y desarrollo.


Pero frente la diversidad de actividades que se vinculan con el movimiento de un niño cabe preguntarnos entonces, ¿qué acciones son las más adecuadas para iniciar con ellos? y ¿cómo pueden los padres colaborar con su desarrollo?


Para responder a estas interrogantes focalizaremos la mirada desde la psicomotricidad y en una edad temprana, 12 meses a 5 años. Esta elección no responde a un ordenamiento lineal, sino más bien a la necesidad de intervenir en las etapas más sensibles del niño, donde más ventanas de oportunidades están abiertas y en la que aún muchos no visitan la escuela o el jardín, por tanto, el apoyo de los padres se torna indispensable.


La psicomotricidad como disciplina apunta a tres ejes fundamentales del individuo que son la percepción, la motricidad y la relación con los otros. Ella pretende facilitar la adaptación al mundo que nos rodea y a nuestro propio esquema corporal el cual se encuentra en los primeros años de vida en un constante cambio.


La estimulación de la percepción incide en la agudización visual, táctil y auditiva que permitirán reconocer diferentes formas, colores, sonidos, texturas, símbolos, etc., todas ellas presentes en el entorno, permitiendo una lectura adecuada de los mensajes que brinda el ambiente en que se encuentra el niño y en los procesos escolares posteriores asimismo facilitará por ejemplo el desarrollo de la lectoescritura.


Se recomienda en este sentido realizar con el niño actividades que lo enfrenten con diversos materiales, sólidos, líquidos, coloridos, sonidos, comprensión de imágenes, etc. Como adecuados para este fin se recomiendan juegos de memoria, dominó de imágenes, puzzles, libros con imágenes, juegos de asociación de sonidos y de símbolos, etc.


En el ámbito de la motricidad gruesa la vivencia de su propio cuerpo en movimiento enfrentado a un medio que ofrezca opciones variadas y naturales que permitan el descubrimiento, la acción y exploración, que brinden la oportunidad de trepar, suspenderse, reptar, saltar, caer, trasladar objetos de un lugar a otro, etc.


La manipulación de objetos de diferente formas, volumen y tamaño favorece la motricidad fina y se apoya combinando diferentes elementos, tales como encajar piezas, plegar papeles, pintar con las manos, pinceles y crayones, armar con cajas, trozos de madera, cuerdas, palitos, legos, etc.


Estas potencialidades estimuladas adecuadamente permitirán el dominio de tareas motoras de compleja articulación neuromuscular como la escritura, el dibujo y en general toda producción gráfica.


La articulación motora con el mundo de los objetos facilitará la comprensión de estructuras, distancias, tiempos y velocidades de los diferentes elementos en relación a su cuerpo en movimiento y le brindarán seguridad de desplazamiento en lugares cerrados como el hogar y abiertos como calles, plazas y parques.


Finalmente, en el área de relación con los demás se enriquecerá con la presencia del otro en acción, ya sea un adulto, un par de la edad, mayor o menor que él, en una dinámica de relaciones que exija respuestas adaptativas de la conducta motora frente a situaciones y juegos de acuerdo.


Todas estas actividades son un fin en sí mismo y no pretenden un resultado a corto plazo.


La acción motora, la capacidad perceptiva y la habilidad social son elementos que, a través del juego, la herramienta más efectiva, permitirán conducir al niño hacia el desarrollo pleno en un mundo de contextos en constante cambio.