
Después de ocho semanas de vacaciones, que esperamos para todos hayan sido relajadas y llenas de hermosos eventos, semanas de viaje, de calma y de estar en familia, nos encontramos hoy aquí, con los compañeros de colegio y colegas, para comenzar el nuevo año escolar.
Ningún año es como los otros, uno no puede mirar en la bola de cristal qué ocurrirá. Eso lo pudimos aprender los últimos meses del año pasado, cuando nuestro país y nuestra forma de pensar cambiaron en sólo unas semanas. Nos dimos cuenta de que la comunidad es el criterio más importante de nuestra vida; no la búsqueda aislada de un sentido de vida sólo para mí, no la búsqueda para aún más dinero, para más posesiones, que quizás ni siquiera necesitamos.
Lo que en realidad cuenta es la formación de mi propia persona, es la solidaridad y la empatía, que puedo entregar a aquellas personas a quienes no les va tan bien como a mí. Una buena profesión, una familia feliz, un grupo de amigos verdaderos, no los “seguidores” de Youtube -personas que me rodean y que comparten mis preocupaciones y apuros cuando no me va bien, que me ayudan, y a quienes yo, con mis habilidades adquiridas en el colegio, puedo ayudar cuando están en dificultades que deben ser reconfortadas- ese es el verdadero capital de nuestra vida.
Queremos hacer algo especial para este año escolar: queremos intentar llegar a una mejor convivencia, en la que no existan comentarios odiosos por la espalda, en la que alumnas no sean acosadas por jóvenes, en donde no exista lugar para comentarios ridiculizantes acerca de la apariencia, las particularidades o las familias de los compañeros que sean difundidos por Instagram, ningún comentario dañino que yo comparta por WhatsApp con otros, mal llamados “amigos”.
Nosotros, sus profesores, trabajaremos a partir de hoy en lograr esta meta en conjunto con ustedes, para la que especialmente cuidaremos nuestro lenguaje, las palabras que utilizamos, las cosas que decimos. ¿Quién de ustedes no ha compartido alguna vez un rumor, que después de una reflexión interna no los haya avergonzado y haya deseado recuperar lo dicho?
Es por ello que nuestro punto más importante en la convivencia escolar debe ser el lenguaje en conjunto y entre nosotros – el tema entonces “Mi lenguaje, mi mundo”. Esto afectará a todos los estudiantes de nuestro colegio, desde el preescolar hasta IV medio. Todos recordaremos este tema diariamente, ya que nuestro colegio y sus padres, sus familias, tienen este objetivo: en tiempos como estos, difíciles y llenos de sentimientos, lamentablemente también a veces negativos, demostraremos con nuestro propio lenguaje que, sin lanzar insultos ni alzar el volumen, somos capaces de resolver conflictos.
Demostramos con nuestro lenguaje que somos personas que se ganan la estima de los demás, que somos abiertos y simpáticos, optimistas y llenos de energía. En ese momento, nosotros, sus padres y abuelos, y sus profesores, estaremos muy orgullosos de ustedes, ya que demostrarán con un lenguaje concienzudo que ustedes son a menudo mejores diplomáticos que los adultos. Y además en tres idiomas: castellano, alemán e inglés.
Querida comunidad escolar: en este año venidero realizaremos muchas cosas: recorridos por la naturaleza, fiestas deportivas, danza y concierto, muestras de nuestros proyectos, actividades de protección del medio ambiente, digitalización en las clases de los 8º con las tablet, debates y discusiones sobre lo ocurrido en el mundo, sobre el destino de nuestro país, el futuro de nuestras familias, que confían en nuestra formación y logros escolares. Nosotros aquí, en el Instituto Alemán, somos una comunidad fuerte, que no sólo se preocupa por sí misma, sino también por una ciudad solidaria; por un Chile abierto al mundo; para todos los chilenos que sean conocidos y respetados por su amabilidad, su laboriosidad y sus logros. En este sentido: comencemos hoy con nuestra labor y en nuestra segunda vida familiar, la vida en nuestro Instituto, de manera alegre y esperanzada.