23.04.2013 Anoche se realizó la Tertulia Literaria que cada año organiza para estas fechas el Departamento de Lenguaje y Comunicación de nuestro Instituto, para sumarse a las celebraciones por el Día Internacional del Libro y la Semana del Libro y la Lectura.

Con la asistencia de 70 personas se realizó anoche, al amparo de las velas que tenuemente aportaban su resplandor al Auditorium y una esmerada decoración alusiva a la ocasión. En esta ocasión los exponentes fueron invitados de diferentes áreas, quienes contaron sus experiencias de acercamiento a la lectura.
El profesor Alejandro Brito les dio la bienvenida y los presentó, para luego comenzar con la conversación. En primer lugar, Helga Gnadt, profesora de Literatura Alemana, relató su experiencia acerca de cómo comenzó a interesarse por la lectura desde muy niña, quitándole a su mamá las historietas que tenía. Al poco tiempo de comenzar a leer, ya no le bastaron los cuentos cortos y recibió un libro para que se entretuviera durante más tiempo, técnica que no sólo no resultó sino que además la convirtió en una adicta a la lectura. De ahí en adelante, según confidenció, nunca más paró de leer.
El caso de Sara Baeza, escritora en ciernes y alumna de Fotografía, como ella misma contó, es bastante distinto. Gustó de las lecturas de cuentos cortos, pero más que eso se comenzó a fijar en otro tipo de manifestaciones escritas. Se motivó con las frases cortas y decidoras pintadas en las paredes, le llamó la atención que hubiera personas que quisieran dejar en un momento determinado su nombre escrito en una pared como manera de permanecer en el tiempo. Aún cuando la intención no fuera evidente a ella le llamó tanto la atención que comenzó a fotografías mujeres desnudas en cuyos cuerpos había un mensaje escrito. Para ello reclutó a una treintena de ellas, con el compromiso de editar y publicar un libro, mezcla de poesía e imágenes, sin haber tenido recursos para hacerlo. Como el compromiso estaba hecho y las fotografías tomadas, ideó la forma de lograr una publicación bajo el concepto de “libro-libre”, sin amarras con editoriales, para que su obra estuviera al alcande de quien quisiera, sin auspicios de empresas, para verla libre de logos institucionales, y disponible además a través de Internet para descarga gratuita. Así nació “Mi cuerpo siempre habla y protesta”, con el apoyo de particulares que creyeron en el proyecto que ella presentó a través de una página web, donde invitaba a quienes quisieran colaborar en el proyecto, vendido “en verde” antes de concretarse. Los mensajes de los cuerpos fotografiados fueron elegidos por las mismas participantes y Sara confiesa que tampoco hubo dirección para las fotografías, porque la idea era enviar el mensaje desde el sentimiento y la intuición. Para ella este tipo de manifestaciones obedecen a lograr un espacio de expresión, en su caso, con un libro que nace desde sus apreciaciones de la calle. Dejó abierta la invitación para que otros se atrevan y realicen.
Mauricio Mancilla, docente de la Universidad Austral de Chile, comentó que su mayor acercamiento con la lectura surgió a partir de “Farenheit 451” de Ray Bradbury, libro que lo introdujo en el universo en que leer era prohibido y los libros pasaban a ser elementos subversivos para la sociedad. A partir de ese momento, la lectura se transformó en su espacio de fuga, a través del cual podía navegar con personajes a una multitud de destinos, reales y ficticios, y escapar al sistema educativo que él señaló como “aplastante” y que no permite disfrutar de la pasión de la lectura. El tema de “Farenheit 451” fue para él una motivación al ver que los personajes, al ver sus libros en peligro y no querer perder las historias narradas, se los aprendían de memoria y rescataban a través de la tradición oral los libros que tanto atesoraban. Su experiencia con la apreciación cinematográfica apunta a mirar el relato del cine como otro soporte para relatar historias y concuerda con que la lectura ha sido desplazada por la multiplicidad de soportes que hay en día y por la facilidad de Internet para acceder a diferentes contenidos.
De la patagónica Punta Arenas, el profesor de Historia y Ciencias Sociales, Alejandro Leiva, comentó que su interés por los libros surgió en casa a muy temprana edad, en una época y un entorno en que se hacía mucha vida familiar y en la que la televisión aún no hacía su aparición. Su madre, profesora también, siempre incentivó la lectura y la búsqueda de información en los libros, de los cuales había muchos en casa y se agregaban constantemente nuevos ejemplares. Como alumno tuvo varios problemas producto de su hiperactividad y dislexia, por lo que por consejo materno se abocó a leer. Allí encontró, en sus palabras, “la magia de vivir otro entorno, mostrándome que tenía la capacidad de volar como un superhéroe y viajar por lugares desconocidos, o mundos distintos”. Su interés por la historia tiene sus raíces en las miles de aventuras de personajes del pasado, de otras culturas y constumbres, Señaló además que la historia nace con la palabra y perdura en ella. Se refirió a una lectura que lo marcó “La Patagonia trágica” de José María Borrero, libro que relata el exterminio de comunidades indígenas completas a manos de intereses económicos, cómo el libro desapareció el mismo año de su lanzamiento en 1928, porque la edición completa fue comprada para que no pudiera ser vendida y conocida por otros, debido a la denuncia que establecía el relato.
Después de la presentación de la experiencia lectora de cada invitado, la conversación giró en torno a los nuevos soportes de los menajes y si la lectura tiene o no cada vez menos adeptos, tras lo cual el profesor Brito agradeció a los presentes y les pidió que disfrutaran de un regalo que el Departamento de Lenguaje preparó: el susurro al oído de poemas a través de coloridos y largos tubos.
Los invitados recibieron también un obsequio de parte del Departamento de Lenguaje y del colegio. Nuestra alumna Magdalenas Varas recibió un presente por su apoyo en el diseño de la invitación con el hermoso dibujo que acompañó las notas anteriores.
Posteriormente los asistentes pudieron continuar las conversaciones en el foyer del Auditorium compartiendo un cóctel preparado para la ocasión.
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